respeto y paz, resolviendo los conflictos de forma pacífica y enriquecedora.
Es importante recordar que la violencia hacia las mujeres se manifiesta a través de muchos tipos de conductas y no se limita a las agresiones claramente manifiestas, como insultos o golpes, sino que abarca todas aquellas situaciones de desigualdad y discriminatorias que habitualmente aparecen como formas de trato cotidianas y normalizadas que padecen las mujeres por el hecho de serlo. Muchas de las situaciones de violencia contra las mujeres se toleran como normales por tradición, costumbre o por no darles la importancia que tienen al considerarlas juegos o “cosas de niños”. Para evitar estas situaciones es fundamental visibilizar y nombrar aquellas conductas que de una u otra forma atentan contra las niñas y las mujeres.
Con el objetivo de educar desde la resolución de conflictos de forma pacífica y no sexista, enseñando a prevenir la violencia machista, el conjunto de la comunidad educativa debe asumir el compromiso con la construcción de un espacio libre de violencia y la formación para la paz. Algunas de las medidas que podemos adoptar son:
✎ Visualizar y nombrar las distintas situaciones de violencia contra las mujeres que se establecen en la comunidad educativa. Es fundamental que las alumnas y alumnos, así como toda la comunidad educativa, distingan y puedan definir cuáles son las situaciones de violencia y agresión machistas, para poder evitarlas, denunciarlas y tratarlas.
✎ Incorporar en el Plan Integral de Convivencia del centro propuestas de prevención, detección e intervención para el tratamiento de problemas de convivencia y, especialmente, para los de violencia sexista (psicológica, verbal y física).
✎ Es básico que el centro cuente con modelos de actuación para los casos de violencia sexista: pintadas, insultos, discriminaciones, homofobia, etc., aunque es preciso atenerse a cada caso sin generalizar.
✎ Cuestionar los mensajes sexistas con que es bombardeado el alumnado en los diferentes ámbitos de su vida privada y desde la televisión, el cine, la publicidad, los videojuegos, internet, cómics y otras formas de ocio.
✎ Introducir en el currículum valores positivos atribuidos a las mujeres, como son los cuidados, la empatía, la cooperación, la afectividad, el espacio privado, y aquéllos positivos atribuidos a los varones, como son la asertividad, el espacio público, la autonomía…, de manera que las alumnas y alumnos se abran a un mundo de oportunidades y vivencias e incorporen competencias que tradicionalmente pertenecían sólo a uno u otro sexo.
✎ Enseñar a resolver conflictos de forma positiva, comprendiendo que la resolución no violenta de los conflictos que forman parte de la vida cotidiana de las personas puede ser una fuente de aprendizaje y de crecimiento personal.
✎ Distinguir entre “diferencia” y “desigualdad”, ya que su confusión genera situaciones de dominación/sumisión y es fuente de conflictos y enfrentamientos.
La prevención de la violencia contra las mujeres es mucho más que evitar gestos y actitudes sexistas o de violencia, verbal o física. Implica valorar los sentimientos, saber escucharlos y expresarlos de una forma justa, sin chantaje, aceptando los conflictos como posibilidad de crecimiento personal y colectivo.
Educando En Igualdad